Murciélagos |
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Si bien los murciélagos son tal vez la especie más rechazada por el público por su particular aspecto, esta reputación es injusta. De hecho, casi todas las especies son inofensivas y su biología es extraordinaria: mamíferos por naturaleza, compensan su limitada visión con una de las más agudas capacidades auditivas del reino animal. Además, los murciélagos contribuyen de una manera particular al equilibrio del ecosistema: son grandes consumidores de insectos voladores, lo que muchas veces redunda en beneficio del hombre (por ejemplo en la reducción de la población de moscas y mosquitos). Con excepción de algunas especies que pueden transmitir rabia (no existentes en Argentina), los murciélagos se constituyen en plaga debido a su producción de excretas. La acumulación de guano en puntos donde habitan grandes colonias produce daños estructurales en innumerables edificios. El control de quirópteros puede constar de distintos procedimientos que van desde la gasificación por semicombustión hasta el ahuyentamiento. Sin embargo, el control integrado más efectivo consiste en la hermetización. El punto más común de invasión son los taparrollos. Los murciélagos pueden ingresar cuando la luz de entrada existente entre la persiana y el taparrollo es amplia (mayor a 3-4 cm), luego de lo cual invaden el receptáculo, perchan y hasta se reproducen allí. En la actualidad, el proceso más aceptado de control (previo a la hermetización) consiste en la aplicación de repelentes químicos. Además de ser limpio, relativamente rápido y no cruento, este tratamiento es más económico que otros métodos de control más antiguos. Contrariamente a lo que pregonan muchas publicidades, los equipos de ultrasonido no poseen ninguna efectividad comprobable para repeler plagas. No existe una sola comprobación científica de que la acción ultrasónica ahuyente las plagas. Esto es, por supuesto, extensivo a los murciélagos. |
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