Ácaros |
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Los ácaros son el más pequeño grupo de especies de la orden artrópoda y constituyen el principal factor de alergias que afectan al ser humano. Uno de los ácaros más nocivos es el ácaro del polvo, que habita prácticamente en todos los ambientes donde lo hace el hombre. Estos artrópodos tienen dimensiones minúsculas: generalmente son inferiores a 0,5 mm. Su forma es esférica y la mayoría son de color blanco. Poseen una metamorfosis completa que incluye estados larvales y ninfales. Su ciclo de vida oscila entre los tres y cuatro meses. Su alimentación está basada en residuos orgánicos tales como guano, excretas y fluídos de animales, dentro de los cuales se incluye el ser humano. Las condiciones más apropiadas para el desarrollo de ácaros son temperatura y humedad medias (25º C y 50%). Otros factores que potencian su reproducción y asentamiento son aquéllos que contienen polvo o partículas similares, por ejemplo pisos, alfombras, bibliotecas, cestos de desechos, etcétera. La subespecie más común que afecta al hombre es la Dermatophagoides. Estos ácaros suelen encontrar refugio en materiales de algodón o similares, por ejemplo almohadas, acolchados y ropa. La base de un control de ácaros eficiente consiste en la combinación de acaricidas con medidas de higiene permanentes que incluyen aspirado de alfombras, lavado de prendas y ropa de cama y una limpieza minuciosa en áreas cuya acumulación de polvo sea recurrente. Dado que los alérgenos producidos por los ácaros no pueden ser completamente eliminados por medios químicos, es necesario que los lavados de artículos críticos tales como almohadas y acolchados se efectúen con agua a temperatura mayor a 60º C, lo que posibilitará el control absoluto de dichos alérgenos. Algunas personas son particularmente sensibles a los ácaros. En estos casos, y dado que el control de este vector no puede ser absoluto, es necesario que quienes padezcan esta susceptibilidad a la especie consulten al médico para un tratamiento sintomático. |
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